En el post anterior os hablamos acerca de las funciones ejecutivas y algunos juegos de mesa y actividades que se pueden realizar para trabajarlas. En el post de hoy, os vamos a hablar de los beneficios de los videojuegos para ayudar a desarrollar habilidades cognoscitivas.
En diferentes investigaciones realizadas, se ha demostrado que el uso de los videojuegos mejora las funciones ejecutivas, no solo en el ámbito del juego sino en otros aspectos de la vida.
El uso de distintas herramientas y actividades para el desarrollo de las funciones ejecutivas facilita la generalización de los aprendizajes. El aprendizaje es un proceso complejo, en el cual intervienen las áreas cognitivas específicas y las emociones.
Los videojuegos reúnen una serie de características en su diseño que no solo los hacen atractivos para los jugadores/as, sino que también son efectivos para el aprendizaje. Una de ellas es que para que un videojuego sea entretenido y divertido debe enseñar a los jugadores a tener éxito en sus distintos niveles, considerando también que los jugadores deben fallar e, incluso, aprender de los errores. Una característica clave en los videojuegos que ha sido objeto de investigación recientemente es que estos promueven cierto nivel de plasticidad cerebral, ya que el mismo videojuego no solo aporta herramientas a los jugadores para mejorar sus habilidades en el propio juego, sino que también puede proveerles de herramientas para cambiar la forma en la que procesan la información externa (Eichenbaum et al., 2014).
A través de los videojuegos los niños/as y adolescentes se sienten motivados y emocionados, por lo tanto, se encuentran más predispuestos a adquirir y solidificar aprendizajes.
Los videojuegos de acción o plataformas no solo facilitan las funciones ejecutivas, sino también la atención, la percepción y la cognición espacial, ya que requieren una constante toma de decisiones de forma rápida.
Por lo tanto, los videojuegos aportan beneficios siempre y cuando no sustituyan otras actividades y se utilicen durante el ocio para no fomentar el riesgo de adicción, ya que los videojuegos actúan sobre las áreas cerebrales del placer, fomentando el riesgo de adicción.
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