Una vez tenemos asimilado cómo realizar una buena comprensión lectora, podemos pasar a la siguiente técnica, que es la de extraer del texto las ideas principales y secundarias.
Para poder estudiar un texto, es importante aprender a extraer las ideas que transmite. Además, debemos descubrir qué jerarquía hay entre ellas, es decir, saber si alguna de las ideas es más importante que otra, o si dependen unas de otras. Dicho de otra forma, tenemos que establecer qué orden de importancia tienen.
Un texto se encuentra compuesto por distintos mensajes, codificados de forma jerárquica, con el objetivo de que la información que transmiten sea comprendida. Estos mensajes son las ideas del texto, que pueden dividirse en principales y secundarias.
Debemos saber de qué nos está hablando el texto para poder interiorizar su contenido, para ello, en primer lugar, debemos saber qué son exactamente las ideas principales y secundarias.
Llamamos idea principal a aquella que no se puede eliminar del texto de ninguna manera porque si no pierde el sentido. Alrededor de ella giran las demás informaciones del texto. Las ideas principales son las que representan la parte fundamental del texto. Por lo tanto, la idea principal será la que aporte lógica al texto y permita la construcción de su estructura formando la base del mismo.
Cómo identificar las ideas principales:
Las ideas secundarias son aquellas que aportan información de apoyo a la idea principal. Sin idea principal no pueden existir las secundarias, que explican la base del texto. A través de las ideas secundarias se puede llegar al lector de una manera más clara, ya que amplían la información de la idea principal. Además, aportan distintas visiones y perspectivas para que se comprenda mejor el mensaje. Por lo tanto, a pesar de su importancia solo tienen sentido si la idea principal está bien definida, en caso contrario no aportarán nada al texto.
Cómo identificar las ideas secundarias:
Una vez identificadas las ideas principales y secundarias, es importante que tratemos de expresarlas con nuestras propias palabras para poder asimilar lo que el texto quiere decirnos. De esta forma, sin darnos cuenta, habremos comprendido el texto a la perfección y no nos hará falta memorizarlo para poder explicarlo.